Reflexiones dominicales embrutecidas.

domingo, 3 de febrero de 2013

Tortilla de patatas

(del 28 de enero al 3 de febrero)

El domingo es ese día de la semana que sólo puede ser salvado o por una novia que te quiere mucho o por una tortilla de patatas de tu madre. Como no me gusta hablar de mi vida privada, voy a centrar esta nueva entrada dominical en ese plato típico nuestro tan español. Decía George Bernard Shaw que no hay amor más sincero que el amor a la comida, y tenía razón, pues yo amo a las tortillas de patatas desde su nacimiento en la cocina hasta su muerte en mi boca, teniendo la certeza de que su fidelidad hacia mi persona es infinita y de que la sensación que provoca en mis papilas gustativas es eterna mientras dura. 

Existen muchas formas y métodos para cocinar una tortilla. Se puede decir que, igual que cada maestrillo tiene su librillo, cada progenitora tiene su truco y su toque personal. En mi vida, hay dos tipos de tortillas de patatas completamente diferentes que no olvidaré nunca: las de mi abuela y las de mi madre. Mi abuela hacía una tortilla pequeña y fina para cada uno; mi madre, en cambio, prefiere cocinar tortillas enormes y gordas y luego repartirlas en cuñas. Y las dos están deliciosas. 

Pero la tortilla es algo más que un producto culinario, es un símbolo patrio que encierra en su interior un enorme significado sobre el carácter español. En este país parece que todo funciona bien mientras se le dé la vuelta a la tortilla a tiempo y nunca se queme por ningún lado. Por ejemplo, en lo referente a la política, si vemos que la tortilla empieza a pegarse mientras gobierna el PSOE, pues le damos la vuelta y la dejamos haciéndose por el lado del PP. Igual pasa con el fútbol, que cuando el Real Madrid se está quemando, es hora de que le toque al Barça de nuevo la parte caliente de la sartén. La diferencia entre política y fútbol radica solo en un punto: los ingredientes. En el fútbol, cuando los jugadores envejecen y dejan de rendir, o el sistema de juego y la estrategia no funcionan, se cambian a las patatas y a los huevos y se vuelve a hacer la tortilla. En cambio, en la política, esos ingredientes no se han cambiado en 30 años que lleva la tortilla en el fuego, y toda la cocina empieza a apestar a quemado y a podrido. Rajoy fue elegido diputado en Galicia en 1981, pero las cosas de palacio van despacio y no fue hasta la victoria Popular de 1996 cuando se dio a conocer a todos los españoles como ministro de Administraciones Públicas. Luego saltó al ministerio de Educación y Cultura y después al de Presidencia para acabar, en 2001, siendo ministro de Interior. Hoy en día, como todo el mundo sabe, es el presidente del Gobierno de España tras aprobar en tercera convocatoria. Por otro lado, Rubalcaba lleva metido en fregados políticos desde 1982, pero no fue hasta 1992 cuando alcanzó la fama gracias a su nombramiento como ministro de Educación y Cultura, llegando a su cénit político en el 2006, cuando Zapatero lo hace ministro de Interior. Actualmente es el Secretario General y líder del principal partido de la oposición. Es decir, estas patatas llevan más de 30 años saltando de un lado a otro de la sartén, y son solo un pequeño ejemplo del envejecimiento de la democracia, ya que si buscas más nombres conocidos de la política española, te darás cuenta de que todos llevan desde la década de los 80 viviendo por y para lo público, y aquel que ha decidido irse a otra cocina, ha acabado contratado en otro plato suculento y privado donde se aprovecha de sus contactos y conocimientos de la tortilla española por dentro. 

Aunque existe otra forma de ver las tortillas de patatas, y es como si fueran problemas cuya solución, una vez más, es darle la vuelta. Por ejemplo, si el gobierno recorta el presupuesto en Educación y aumentan los alumnos por clase, pues se hace una pirueta al aire para que todo parezca una optimización de recursos. O si se les reduce el sueldo y se les quita la paga extra a los funcionarios y éstos convocan huelgas y manifestaciones, se le da la vuelta a la tortilla para que se vea que son todos unos vagos insolidarios que deberían de considerarse afortunados por tener un trabajo fijo en un país infectado por el virus creciente del paro. 

Y ahora mismo, el Partido Popular tiene uno de los mayores retos de su historia, ya que ha salido al descubierto la enorme tortilla de patatas Bárcenas que llevan años cocinando en la sombra. Tienen la sartén por el mango, lo que les ha permitido realizar una Amnistía fiscal que legaliza toda sus fortunas robadas a un 3% y también destituir a todos los responsables de investigar la trama Gürtel (incluso al juez), pero el peso de tanta mierda acumulada durante años hace muy difícil el poder darle la vuelta a esta tortilla, y de nada ha servido el primer intento realizado a la desesperada basado en la estrategia del victimismo : todo es una conspiración en contra del PP, pobre de nosotros que todo el mundo está en contra nuestra porque somos muy buenos y muy santos y lo hacemos todo muy bien. Y es que lo hacen todo tan perfecto, que esos SOBREsueldos que supuestamente cobraban están más que justificados por su eficiencia, esfuerzo y constancia en su misiva de quitarles dinero y derechos a trabajadores y obreros para dárselos a sus amigos: ricos horteras y corruptos empresarios. Pero todo esto no lo hacen por ideología, le dan la vuelta a la tortilla y muestran que todo lo hacen por obligación y por culpa de la herencia recibida. 

Esta democracia apesta. Hace falta una segunda Transición más justa y real que nos proporcione la suficiente madurez democrática para que la corrupción no nos parezca lo normal, si no algo puntual y marginal. Tenemos que tirar esta tortilla de hace 30 años a la basura y hacer otra. Para que salga bien, hay que limpiar a conciencia la sartén, comprar patatas naturales de algún huerto, pelarlas, cortarlas, freírlas un poco a fuego medio en aceite de oliva virgen extra y echarle huevos al asunto. Sobre todo echarle huevos. 

Feliz domingo. 

P.D.: Mamá, por favor, ¿me podrías mandar el próximo fin de semana una tortilla de patatas de las tuyas? Es para aliviar la rabia de estar de exámenes durante los carnavales.

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