Reflexiones dominicales embrutecidas.

domingo, 5 de junio de 2016

Un ciudadano ejemplar

Como cada domingo, el despertador me golpea a las 06:30 y, en unos pocos minutos de efectivo automatismo, ya estoy listo para ir a trabajar. De lunes por la mañana a viernes por la tarde soy un valiente autónomo experto en fontanería, pero los fines de semana, me encandilo el delantal y trabajo de camarero en el bar de mi amigo Albert, así puedo tener algo más de dinero a final de mes. No conozco lo que es el tiempo libre, pero sé que es la única forma posible de forrarme de un modo honrado, y es que cualquiera puede llegar a ser rico. Es decir, si en este país hay tantos millonarios… ¿por qué no voy a ser yo uno de ellos? Mira Amancio Ortega, un hombre que empezó desde abajo y que ahora es el que parte el bacalao en este país. O El Pocero, cuyo analfabetismo no le ha impedido llegar a la élite industrial de la sociedad española. Sí, se puede llegar a ser rico y yo voy a serlo.

Me paso la mañana entre tostadas y cafés que vienen y van, van y vienen, mientras pienso en mi preciado sueño… A mis 44 años aun no tengo una casa grande y lujosa, ni un coche de alta gama, ni trajes y zapatos caros, pero sé que algún día los tendré. Llevo trabajando desde los 16 y tampoco voy a restaurantes caros ni a discotecas de moda, ni hago viajes en primera alojándome en hoteles de cinco estrellas, pero sé que algún día lo haré. Tan solo debo seguir trabajando día y noche sin descanso y conseguir que estos politicuchos dejen de robarme por activa con su corrupción y por pasiva con sus impuestos, por eso, a las 12:30, le pido a Albert que me dé diez minutos de descanso para acercarme al colegio electoral y depositar mis ilusiones en la papeleta que desde esta mañana llevo bien guardada en el bolsillo de atrás.

Sé que mi sueño es posible, sé que podré llegar a viejo con una fortuna de dinero…

…y una ruina de tiempo.

Por lo que, evidentemente, mi voto es para...

P.D.: Feliz domingo.

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