The show must go on

(del 27 de agosto al 2 de septiembre)

"The show must go on" para aquel que no lo entienda significa en español "el espectáculo debe continuar". Viene a significar que en un concierto u obra de teatro, pase lo que pase, hay que ofrecerle al público lo que quiere. Y el público quiere pan y circo, aunque ya anda algo falto de pan, pero por supuesto, circo que no falte nunca.

Creo que esta frase ("The show must go on") es la frase que mejor resume la política y los medios de comunicación actualmente. La realidad se embute en un disfraz de ficción a través de los medios, exagerando y explotando el drama hasta manipular emocionalmente a la masa enfurecida o bien recurriendo a la falacia de reducción al absurdo para hacer parecer cómico lo que puede no tener ni puta gracia. Y pase lo que pase, por supuesto, el espectáculo debe continuar.

La libertad de prensa en este país es interpretada como libertad de manipulación. El objetivo de los periódicos y de las cadenas de televisión ya no es informar, es dar su opinión, su versión de los hechos e inundarlo todo con luces, cámaras y acción para hacer del mundo un teatro y ofrecer a su público el más barato de los espectáculos: la realidad.

Llevan años incitándonos a través de diversos mecanismos a que pensemos como ellos. Incluso en la serie de televisión más cutre escuchas de fondo esas risas enlatadas que te indican que un chiste es gracioso y tienes que reírte. Las noticias comienzan con imágenes de destrucción y la voz del narrador en tono dramático sobre una música que bien podría servir de banda sonora a Los Mercenarios 2. Todo te lo dan bien masticado para que te lo comas sin esfuerzo y sin rechistar, para que no tengas ni que activar tu cerebro y pensar por ti mismo. Que buenos son...

Lo estamos viviendo con el caso Bretón, donde al acusado se le está aplicando la pena de muerte antes de ser juzgado; lo vemos con la repercusión mediática de un gazapo como la pseudo-restauración del Ecce Homo de Borja, una obra olvidada por todos hasta que a la persona a la que más le importaba la destrozó con toda la buena intención del mundo (lo que se dice hacer un ZP); lo vemos en las cómodas ruedas de prensa de los políticos donde el periodista y sus preguntas no son más que un actor secundario con un guión escrito. Y esos pocos periodistas que se atrevían a no ponerle máscara al cruel escenario en el que se encuentra este país, están sufriendo una carnicería. Entre todos estos casos voy a destacar a mi admirado Javier Gallego, director del programa de Radio 3 Carne Cruda, cancelado por "motivos económicos" y no por "motivos políticos" (recomiendo leer su artículo de despedida) en esa retrógrada renovación que está llevando a cabo la nueva radiotelevisión pública estatal (la cual fue muy criticada por el mismo Gallego en este otro artículo). He de confesar que una de mis mayores inspiraciones a la hora de enfrentarme a cada entrada del blog es él y su estilo crudo, ácido, mordaz e inteligente.

Pero los medios solo ponen eso: los medios. El teatro, aparte de los directores de escena y de los técnicos de sonido e iluminación, necesita de buenos actores. Y en España tenemos al mejor reparto posible: los políticos. Son los grandes protagonistas de esa realidad ficticia en la que las cosas no son como son, sino como parecen. Por eso guardan las apariencias tan bien, haciendo de la hipocresía su estandarte. Porque se definen como grandes personas católicas y solidarias, sin embargo, a los inmigrantes sin papeles se les excluye de la sanidad por decreto-ley ya que no son españoles... y yo que creía que los católicos practicaban la caridad cristiana que tanto predican en sus iglesias.  Y es que gracias a los medios y a su libertad de manipulación son capaces hasta de hacerte parecer bueno un banco malo. Es decir, algo que lleva en su misma definición la palabra MALO, es bueno... Yo es que soy muy torpe con el neolenguaje y no me cuadra la lógica que me han enseñado toda mi vida. ¡Malditos medios de distracción masIVA!

Aunque la mejor función jamás ofrecida por una compañía de teatro fue la protagonizada por Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy cuando salieron a la calle para gritar: ¡NO MÁS IVA! En una genial campaña de recogida de firmas atacaron al antiguo gobierno de Zapatero por su subida del IVA del 16 al 18 por ciento. Pero ahora parece que ya no es tan malo. No es regresivo ni injusto como afirmaban en televisiones e internet y  por eso vuelven a subirlo del 18 al 21 por ciento, olvidando todas las palabras y discursos que escupían cuando estaban en la oposición.

Y es que modificar la realidad a tu antojo es lo mejor que podemos hacer cuando la realidad nos da tanto por culo. Nuestro presidente ha dicho en una entrevista, que han publicado hoy varios diarios, que la realidad le ha impedido cumplir su programa electoral. ¡Maldita realidad! yo Pero me pregunto... ¿qué clase de realidad pensaba Rajoy que teníamos? ¿dónde vivía él? Mejor dicho ¿dónde vive? Si esto es cierto, es un mal presidente por el simple hecho de presentarse sin saber a lo que iba a acceder. Es un fracasado que encima afirma serlo y lo curioso es que en esa misma entrevista ya habla de ganar las próximas elecciones generales cuando sólo lleva algo más de medio año gobernando (de forma funesta, por cierto). 

Yo creo que Rajoy vive en otra realidad y de la realidad de España no tiene ni puta idea. Nuestro presidente no sabe nada de desahucios, del campo andaluz, de lo que es estar en paro, ni de que para que el monte no arda, hay que prevenirlo. No sabe que un pueblo que recorta en educación es un pueblo que está vendiendo su futuro a la incultura y la ignorancia y cualquier nación que intente sujetarse sobre esos pilares, caerá y caerá, como siempre ha caído España desde que es España. Tampoco sabe que los inmigrantes no se juegan la vida en una patera para aprovecharse de nuestro sistema de salud ni para quitarnos el trabajo (curioso que cuando un español emigra va a buscarse la vida, no a quitarle el trabajo a nadie), si lo hace es porque intenta sobrevivir, igual que ahora parece que tenemos que salir por patas de este país los jóvenes.

Pero al pueblo español le da igual todo. Teniendo su entretenimiento sabe disfrutar de la vida sentándose en su sofá y viendo a su equipo jugar al fútbol, todo lo demás no importa. El fútbol, ese deporte que debe unos 700 millones de euros a Hacienda y que se le perdona (igualito que a las familias con hipotecas abusivas ¿verdad?). Pero claro, pase lo que pase, el espectáculo debe continuar para que la gente siga atenta a las sombras proyectadas en la cueva y no se le ocurra darse la vuelta y descubrir la luz del sol.

Feliz domingo y suerte para los exámenes de septiembre.