Reflexiones dominicales embrutecidas.

domingo, 14 de octubre de 2012

Yo soy español, español, español

(del 8 al 14 de octubre)

Vivimos un momento de tensa incertidumbre en el que los cimientos democráticos que se pusieron en la Transición parecen no aguantar el peso de una crisis económica como la que estamos viviendo. Quizás no fraguó tan bien como se pensaba el hormigón de aquella mezcla que fue la constitución española de 1978, más que nada porque había elementos franquistas y nocivos que empeoraban la resistencia de esos pilares que debían sujetar la democracia española y durante 30 años se ha ignorado su erradicación. Y así está el patio, que parece que se va a caer todo de un momento a otro, pero mientras la casa siga en pie estamos a tiempo de salvarla. Para ello, necesitaremos peritos, arquitectos, ingenieros y obreros, aunque según el gobierno, por encima de todo esto, necesitamos ESPAÑOLES. Así, con mayúsculas. ESPAÑOLES de verdad, ESPAÑOLES de España, de esos con dos cojones y medio cerebro.

- Nuestro español bosteza
¿es hambre? ¿sueño? ¿hastío?
Doctor ¿tendrá el estómago vacío?
- El vacío es más bien en la cabeza.
- Antonio Machado -

Estos ESPAÑOLES son los que levantarán el país. ESPAÑOLES que no se manifiestan porque saben que eso ensucia la marca España (no como esos irresponsables que salen a las calles a exigir derechos porque consideran que su país es algo más que una puta marca). ESPAÑOLES que sepan mantener con orgullo la tradición ESPAÑOLA y vayan a los toros y a las ferias donde demostrarán su hombría bebiendo alcohol al ritmo de Manolo Escobar y de Paquito el Chocolatero. ESPAÑOLES dispuestos a morir por la bandera roja-amarilla-roja( con un águila negra en el centro) y que defiendan con uñas y dientes a la península ibérica del siempre inminente ataque musulmán. ESPAÑOLES que, a falta de un caudillo, idolatren a su rey y lo defiendan por encima de toda ley. ESPAÑOLES que demuestren su inteligencia aprovechándose de la gente tonta y confiada usando el engaño como arma fundamental. ESPAÑOLES que sepan hacer dinero fácil y rápido con pocos estudios, poca cultura y mucha cara dura, que esos listillos que dicen haber estudiado una carrera y creen saber mucho no hacen más que hablar por los codos para no decir nada (a esos listillos los llamaremos ESPAÑOLES POR EL MUNDO). En fin, ESPAÑOLES de bien que el día de mañana se puedan casar con ESPAÑOLAS como Soraya Sáenz de Santamaría o María Dolores de Cospedal, que se embuten en una vestimenta negra y sensual para ir al Vaticano. La foto de estas dos con ese conjunto hace que mi miembro viril y español se engrose hasta alcanzar sus míseros 10 centímetros de estatura máxima.

Y puedo poner ejemplos de grandes ESPAÑOLES, puedo dar nombres y apellidos, y es más, los voy a dar. Necesitamos ESPAÑOLES como Juan Luis Cebrián que en un ejercicio de hipocresía digno de admiración no se corta al aplicar la nueva Reforma Laboral  (después de hacer una megacruzada periodística contra ella) y aplica un ERE en su diario EL PAÍS con el que despide a más de un centenar de periodistas y prejubila a otros tantos. Otro gran ejemplo de ESPAÑOL, es nuestro ministro de Educación, el gran Ignacio Wert, que ha decidido que para atajar el problema político de desafección con Catalunya, hay que ESPAÑOLIZAR a los niños catalanes, pues siendo simplemente catalanes nunca podremos salir de la crisis. Por cierto, que este ministro debería cambiarse su apellido porque Wert no es para nada un apellido ESPAÑOL, con lo bonito que es Fernández, Sáenz o Bahamonte... Pero digo yo, señor Wert, en vez de ESPAÑOLIZAR niños... ¿no sería mejor intentar ESPAÑOLIZAR mi futuro como ingeniero? Es que me veo ejerciendo mi trabajo muy lejos de esta patria, pero con toda la ilusión y ganas que da la juventud de un recién licenciado. 

Ser ESPAÑOL, ESPAÑOL, ESPAÑOL es un puto orgullo, a ver si nos vamos enterando ya. En el momento en el que se contagie este sentimiento patriótico que me sale por los poros (quizás porque esta semana ha sido el Día de la Hispanidad) todo se arreglará solo. ¡Viva España!¡Viva el rey!¡Viva el orden y la ley!



Evidentemente todo esto ha sido escrito desde la más pura ironía y con sentido del humor. El orgullo patriótico es un retraso social (quizás hasta mental). Los estados no son más que inventos para optimizar la organización social del ser humano y, como se ha visto a lo largo de la historia, son dinámicos y están en constante movimiento. Otra cosa son las culturas, pero si necesitas de un estado independiente para reafirmarte en tu cultura, quizás tengas un problema de inseguridad en tu identidad. Defiendo que cada pueblo tiene derecho a decidir su futuro y su organización, pero yo siento que no me hace falta que ningún político defienda mi andalucismo o gaditanismo o pancipelaismo, porque va por dentro. La misma mierda me parece el rancio orgullo español que el "progresista" orgullo catalán. Yo creo que uno debe estar orgulloso de las cosas que consigue o que son fruto de su esfuerzo o talento. La nacionalidad o nombre son cosas que ni siquiera tú has decidido: te nacieron y te bautizaron. No reniego de mi país, pero nunca daría mi vida, ni quitaría ninguna, por defender su bandera y sus fronteras. Hay un mundo enorme ahí fuera por descubrir y miles de culturas que no son ni mejores ni peores, simplemente diferentes, con sus luces y sombras, con sus pros y sus contras, pero sin duda, merece la pena conocerlas y no cerrarse en la prepotencia de creerse superior a los demás por pertenecer a un pueblo, provincia, comunidad autónoma, país, continente o planeta.

"Los nacionalismos se curan viajando"
- Miguel de Unamuno -

Feliz domingo.

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